martes, 6 de julio de 2010

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"El área" es justo eso, un área de descanso en mitad de una autovía, un lugar pensado para que los viajeros puedan detenerse, refrescarse y echar una cabezada si los asalta el sueño en mitad de un largo trayecto. Mis semejantes, los seres nocturnos que andamos a la caza de unos minutos de sexo anónimo y sin complicaciones, lo hemos transformado en un punto de encuentro, en un territorio en el que rondar, acecharse y, cuando es necesario, saltar sobre la presa y actuar sin compasión ni sentimientos. Y es esa frialdad la que lo hace más excitante, ese deshumanizar el acto y hacerlo tan exclusivamente carnal lo que consigue que sea tan satisfactorio.
Cuando entro en el área ya es noche cerrada y tengo la polla que no me cabe en los pantalones, así que casi me pongo a gritar de frustración al no ver un solo vehículo aparte del mio en el lugar.
Después me doy cuenta de que estoy equivocado, hay otro coche más, un seat Ibiza blanco de los antiguos aparcado muy cerca de la salida, casi oculto en la curva que hace la carretera antes de reincorporarse a la autovía. En el área no hay iluminación, la oscuridad es total, pero a la luz de los faros puedo ver que el ocupante del vehículo está sentado informalmente sobre el capó, de espaldas a mi. Cuando oye el ronroneo de mi motor al acercarme, se vuelve y puedo atisbar una mirada clara refulgiendo en la penumbra. Se incorpora, le veo secarse la palma de las manos en los vaqueros como si estuviera nervioso, y antes de detenerme y apagar las luces, me dedica una sonrisa.
Joder, está bastante bueno. No es el tío del escaparate, pero ocupa un buen lugar en el ranking de lo que me he follado yo en este sitio.
Al bajarme yo del coche una brisa nocturna abre las nubes y la luna alumbra debilmente la escena. El desconocido da un paso hacia mi, todavía con esa sonrisa, pero no se acerca más.
-¿Quieres subir a mi furgo? -le digo- Atrás hay bastante sitio.
Carraspea ligeramente antes de responder.
- No sé -luego añade en tono casi humilde-...es mi primera vez.
Lanzo una carcajada silenciosa. No me suelo enredar charlando con mi presa, pero no puedo evitar preguntar:
- ¿La primera vez que vienes aquí o la primera vez que estás con un tío?
- La primera vez aquí -responde con rapidez, pero algo en su tono me hace pensar que es la primera vez en todo-.
- Bien, pues relájate y disfruta, solo se trata de eso.
Me acerco a él con pocas contemplaciones y le empujo hacia atrás hasta aplastarle con mi peso contra el seat, mientras una de mis manos va derecha a la entrepierna de sus vaqueros.
A pesar de los nervios, él también está empalmado, lo cual me alegra, como no.
Así, tan cerca, siento su aliento cálido contra mis labios, y sus ojos claros se me juntan casi en uno solo. También noto contra el pecho el latido de su corazón, rápido y poderoso.
Espero que a su vez él me agarre el culo o algo así, pero en su lugar entrelaza las manos en la base de mi espalda, quizás piensa que vamos a ponernos a bailar como dos enamorados o algo parecido. Me revuelvo un poco logrando deshacerme de sus brazos, después me acuclillo ante su bragueta y digo:
- No estás relajado. Pero vamos a hacer algo para arreglarlo.
Él no dice nada, solo coloca sus manos de nuevo sobre mi, una sobre mi hombro izquierdo y la otra empieza a acariciarme el pelo con suavidad. Demasiado suave para mi gusto.
- Escucha -le digo desde mi desventajosa posición- No hagas eso. Solo vamos a chupárnosla, yo a ti y luego espero que tu me devuelvas el favor a mi. No hace falta que finjamos que nos gustamos, ¿vale?
"Vale", responde tras tragar saliva de un modo que me hace oirlo a pesar de estar con las orejas frente a su bragueta, y veo caer sus manos una a cada lado de sus muslos, apoyándose en el coche. "Vale" nada más, pero algo me ha jodido en ese "vale", es un "vale" que ha sonado herido, como diciendo "no creía que fuese a ser así, de lo contrario jamás hubiese puesto los pies aquí" o algo similar. Un "vale" que no sé porqué se lleva por delante mi erección y mis ganas de hacer nada.
Menuda mierda.
Me pongo en pie sin haber hecho siquiera amago de bajarle la cremallera del pantalón y me vuelvo para mi coche sin decir palabra.
- Espera -le oigo decir- ¿He hecho algo mal?
En realidad no puedo explicarle qué es lo que ha hecho mal porque decirlo en voz alta me suena tremendamente estúpido, y porque no hay explicaciones que valgan, esto no tenía que haberse complicado de esa forma tan absurda.
Otro coche entra derrapando en el área y termina parado detrás del mío. Es Toni, un gordito con el que he coincidido alguna vez más y que me hace unas mamadas de fábula. Así que me vuelvo a Ojos Azules y le digo:
- Estaba esperando a este amigo. Otro día será.
Y me monto en el asiento del copiloto de Toni, que tras mascullar un "qué pasa, tío" se reclina sobre mi entrepierna como debe ser y empieza a forcejear con mis calzoncillos.
Aún así no puedo evitar lanzar otra mirada fuera y ver al desconocido meterse dentro del Seat y arrancar, para alejarse muy despacio, casi como si el mismo coche estuviese de algún modo apesadumbrado..
Luego Toni alcanza su objetivo y cierro los ojos, olvidándome del tío, del curro y de los cielos de invierno pintados de azules violentos.

( Imagen: "Black and White profile", de Troy Caperton )

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