domingo, 17 de octubre de 2010

21


Evidentemente, estoy soñando.
Es un sitio parecido al cielo, con nubes blancas en vez de suelo y angelitos regordetes revoloteando de aquí para allá como abejorros veraniegos. Espero estar soñando de verdad porque si no es así, significa que la he palmado y no entraba en mis planes un final tan estúpido y en tan mala compañía. Por suerte, para demostrarme que en efecto se trata de un sueño,entre dos nubarrones más densos que el resto aparece Ojos Azules en pelotas luciendo una tranca que desde luego no es la suya ( esta le llega a medio muslo y así, en ese estado de sí-es-no-es ya luce un aspecto estremecedor ) y una encantadora sonrisa en el rostro. No tiene alitas pero sí el cuerpo embadurnado en una especie de purpurina dorada que le hace relumbrar en esa claridad celestial con una luz propia.
"Y bien querido, espero que hayas hecho las tareas que te encargué" me dice sin dejar de sonreir.
"¿Tareas? No sé a que te refieres...¿me tocaba limpiar el gallinero?" respondo sin entender. Tengo que emitir un "ajjjj" de puro ahogo cuando la tranca de espanto empieza a apartar la mirada del suelo empezando a tomar cierto ángulo con respecto a la vertical.
"Vamos, vamos, no te hagas el tonto, ya sabes a lo que me refiero. Tus ejercicios de dilatación anal, ¿recuerdas? ¿está ese culito ya preparado para un mete-saca de órdago a la grande?"
El chisme ese ya está con la cabeza apuntando a su progenitor, preparado para la acción, y tengo que emitir un gritito de pavor poco acorde con mi habitual apostura varonil.
"No irás a follarme con ese peazo cacharro, ¿verdad?" gimo dando un paso atrás.
Pero mi espalda choca contra una pared acolchada, no tengo escapatoria así que me giro, la muerdo y grito "no-por favor-no-no" mientras Ojos Azules repite en tono tranquilizador: "vamos,vamos, tranquilo, no pasa nada"...

Abro los ojos y me encuentro en una cama con una enfermera enorme a un lado que tras mirarme como si hubiese encontrado un ratón muerto en la cama deja caer una bandeja de comida con muy pocas contemplaciones en una mesita supletoria y gruñe:
- ¿Ha dicho algo de follarse a alguien?..creo que está delirando cariño, pero si lo dice por mi, debo decir que a día de hoy no me he follado a ningún paciente, ¡ha-ha-ha!. Además -ahora se inclina sobre mi en tono de pícara confidente- debo decirle que es usted muy poco pollo para todo este arroz.¡ Ha-ha-ha ! Bienvenido al mundo, cariño. Me llamo Helga y soy su enfermera de día.
Intento decir algo pero solo puedo decir "ungh", no solo estoy inmovilizado de cuello para abajo si no que la multitud de dolores varios que me asaltan según voy despertando a la conciencia apenas dejan espacio para nada más que la emisión de un gemido sordo y profundo.
- Pobrecito, se le está pasando el efecto de los calmantes -vuelve a inclinarse sobre mi y sobre su labio superior veo un bigote rubio decolorado de tal espesor que me pregunto si Helga no será en realidad una especie de vikingo travestido-. Pero no se preocupe, la gran Helga va a ponerle una inyección y dormirá otro ratito el sueño de los justos...
"Ungh", respondo lo cual hace sonreir a Helga satisfecha como si fuese justo aquello lo que estaba esperando oir. La veo volverse hacia una figura borrosa que se mueve en la blancura deslumbrante de la habitación y decir:
- Solo un minuto. No le conviene hablar demasiado. Bueno, en realidad no le conviene demasiado de nada, ha-ha-ha.
Helga se retira un paso atrás y la figura borrosa se aproxima, concretándose en la forma de ¡Carlos!, con una  americana de Armand Basi, el pelo engominado y una expresión de exultante felicidad en el rostro que no se corresponde con el estado en el que me encuentro, quiero decir, me siento como si la elefanta del circo me hubiese utilizado como cojín para su culo mientras asistía a la representación de "El anillo de los nibelungos".
- ¡Te has despertado! Ya era hora, chaval, creo que no he leído tantas revistas de cotilleos en toda mi vida...cielos, tienes un aspecto horrible...enfermera, ¿lo del ojo va a quedarse así o tiene arreglo?
No oigo la respuesta de Helga pero parece dejar conforme a Carlitos y a mi también al oirle suspirar:
- Menos mal...pero bueno, todavía tendrás que estar cuantos días aquí, menos mal que me tendrás aquí para hacer de nurse nocturna. Le pedí unos días de permiso al Mister... -ahora se inclina sobre mi como hizo antes la enfermera logrando que me ahogue un poco con su penetrante fragancia Boss-Bottled-...¿me creerás si te cuento lo que tuve que hacer para conseguirlo?...no, no me creerás, y dudo que te convenga saberlo ahora con lo delicado que estás, no debes recibir emociones fuertes. Pero así soy yo, entregado y leal hasta la muerte, y si había que hacerlo para echarle un capote a mi colega, pues aquí me tienes, preparado para lo que sea, incluso puedes pedirme que te acerque el chisme ese de plástico si tienes que hacer pis, ¿a que soy noblote y muy majo? -ahora se vuelve de nuevo como si oyese hablar a alguien y rie con desenvoltura- ...oh, no será necesario, me dice Helga, tienes la sonda puesta para evitarnos ese problemita, ¿no soy un increíble cabeza loca?
Sondas. Emito un largo "ungh" de desolación. Joder, solo me falta ver entrar una gallina por la puerta. Las sondas siempre han sido mi pequeño gran horror hospitalariamente hablando, siempre he pensado que me moriría si alguien me metía algo así  en algún momento dado y mírame, aquí estoy con eso puesto, inmovilizado en una cama y encima con Carlos como enfermero particular. ¿Que puede ir peor?
-...al menos yo ESTOY aquí, -está diciendo ahora mi amigo como si no escuchase mis gemidos-, no como ESE novio tuyo...porque ¿es tu novio o nada más era lo que te estabas follando ultimamente? ¿era ese el secretillo que tenías tan escondido y que no me querías decir? Pues perdona que te diga que bueno, estará muy bueno, pero como persona no lo quiero para ti, te lo digo en serio, porque si fuese como tiene que ser estaría aquí y sin embargo ya ves, cuando se enteró de que la guardia civil te pillo follando en el área de descanso ¡con Feli!, pues se le descompuso el semblante como si le hubiera sentado mal, igual creía que tenía derecho de algo sobre ti o qué se yo, ¿eh?, así que me enfadé y le dije que no se preocupase, que lo de Feli era un rollo pasajero pero que en realidad solo follabas conmigo, un poco en plan como si estuviesemos enrollados tu y yo, -el "uungh" no logra expresar todas mis emociones como yo deseaba hacerlo y emito un "hi-hi-hi" de frustración que Carlos confunde con una risita ahogada-...no te rías, sí, te juro que lo dije justo así. Total, que el tío que no se creía nada, yo duro que sí, tuvimos que ir a la habitación del guardia civil ese del bigote, el que conducía cuando os disteis el jetazo con el coche y vaya, no es que corroborase mi versión porque el hombre está muy alterado de los nervios, anda todo el rato con los sodomitas a vueltas y que si le vamos a comer la polla todos, oye, tiene una fijación contigo que no sé yo si no estará enamorado, ja-ja-ja, ¿pero que nos das que nos vuelves locos, ladrón?
Me quiero morir y por unos instantes, cuando todo se oscurece, me creo que verdaderamente lo consigo...

...pero no, pasado un tiempo indeterminado vuelvo a despertarme, ahora quizás está anocheciendo porque la luz es mucho más tenue y puedo ver con más nitidez, de hecho no me cuesta nada reconocer a Ojos Azules de pie al fondo, junto a la puerta. En parte parece que acabase de entrar pero también es como si llevase mucho rato allí y ahora estuviese a punto de marcharse.
- Hola -dice, sonriendo pero solo muy ligeramente-.
No puedo soportarlo. Ha ocurrido, ya no está esa luz en sus ojos cuando me mira, ahí queda nada más una sombra de desesperanza que me parte el corazón. Intento moverme y decir algo pero mi capacidad de comunicación con el entorno sigue reducida a gruñidos incoherentes.
- No intentes moverte, creo que te han recomendado inmovilidad absoluta. En realidad solo pasaba un momento para despedirme.
En ese mismo instante el sol ha debido ponerse ahí fuera porque la luz se vuelve azul y todo se oscurece.
O quizás se me ha empañado a mi la mirada nada más.
Él se rasca la cabeza y pone la vista en el suelo largo rato como si le costase encontrar las palabras. Cuando por fin levanta el rostro no me mira directamente a los ojos, sino a un punto indefinido sobre mi cabeza.
- Seguro que creerás que no es muy justo ni muy ético por mi parte marcharse así, cuando tú estás en este estado, pero bueno, no corres ningún tipo de peligro, solo necesitas tiempo para ponerte bien y los médicos han dicho que quedarás perfectamente. También tienes quien te cuide, entonces...lo he pensado y creo que no tengo nada que hacer aquí. Así que me marcho. No de aquí ahora, me marcho, cierro la casa y me voy con la música a otra parte como se suele decir -vuelve a intentar sonreir pero el esfuerzo parece ser tan grande que desiste de momento-. De hecho está todo empaquetado y listo, pensaba haberme marchado esta misma mañana pero al final me ha parecido mejor decirte adios que irme sin decir nada...
Solo logro articular un "ungh" que espero suene desgarrado, un poco al menos como me siento yo. Me contempla un rato sin decir nada como si hubiera logrado hacerle pensar, después continúa:
-...no me había hecho ilusiones, ¿sabes? Respecto a ti y a mi, digo. Me cuesta creerme lo de juntos hasta que la muerte los separe y todo eso, las relaciones duran lo que tienen que durar, tienen su tiempo y ya está. También te conocía, desde el primer momento he sabido cual era tu forma de vida antes de conocerme y no me había hecho el propósito de reformarte. Me había dicho a mi mismo que no pretendía ni retenerte ni tenerte en exclusiva, solo disfrutarte sin pensar en nada más, pero...-ahora vuelve a contemplar el suelo y habla más bajo, casi no puedo oírle-...pero no he podido. Creí que no me iba a importar que tú siguieras siendo tú, y ya ves, he descubierto que sí me importa. Ahora no estoy preparado para seguir contigo en estas condiciones, ni siquiera creo lo consiguiera aunque pudieses prometerme que no ibas a volver a las andadas o que ibas al menos a serme sincero, porque de alguna forma, se me ha roto la confianza. ¿Entiendes lo que intento decirte?
Entiendo que va a abandonarme y la locura en que se ha transformado mi vida se vuelve un sin sentido si no le tengo a él como punto de referencia. Pero a la vez él no hace más que expresar todas las dudas que yo he tenido durante todo este tiempo, y sé que aunque pudiera hablar no podría ni querría prometerle nada, porque mi confianza en mi mismo también está rota desde no recuerdo cuando.
No quiero dejarle ir pero tampoco puedo retenerle a mi lado. De manera que ni siquiera gruño, me limito a cerrar los ojos para no verle marchar.
- Adios -le oigo decir- Gracias por todo lo que hemos compartido. Espero que seas muy feliz.
"Gracias por lo compartido". "Que seas feliz". Todo me suena tan vacío y protocolario que de pronto estoy deseando que se vaya...
...pero una parte de mi, esa a la que le cuesta tanto decir en voz alta lo que siente, en apenas un susurro le pide que me bese una vez más antes de irse.
Y nuevamente él no ha podido escucharla, porque cuando vuelvo a abrir los ojos, ya ha desaparecido.

martes, 12 de octubre de 2010

20


En mi era "pre-Ojos-Azules", cuando no era la perfeccionada y nueva brillante versión de mi mismo que ahora soy, el tema sexo ocupaba una parte muy importante -por no decir la totalidad- del tiempo que no dedicaba a comer y a dormir. Entonces no era extraño encontrarme ocupando mis ratos de ocio e incluso algunos ratos de actividad laboral visitando páginas de fotos picantes en internet en las que policias, militares o incluso bomberos entablaban tempestuosas relaciones entre ellos o con algún delincuente o recluta cachas que les caía en las garras para la ocasión. Quiero decir que el tema de los uniformes me ponía bastante y entre mis fantasías eróticas se contaba algo parecido a lo que estoy viviendo en este momento, pero con la diferencia de que en esos delirios yo estaba empalmado como un perro deseando que empezase la acción, y en cambio ahora estoy acojonado y preguntándome qué derrotero van a tomar los acontecimientos.
Estoy sentado en la parte de atrás del coche patrulla con Feli al lado poniéndome malas caras mientras allá en la parte de delante, separados por un cristal con agujeritos para que no podamos agarrarles por el pescuezo y hacernos con el control del vehículo, sospecho, están Romerales y su lacayo discutiendo sobre cual es el siguiente paso a seguir.
- Eh jefe, si me permite decir algo -intenta decir el segundo demostrando que alguna facultad para comunicarse con su entorno sí que tiene- creo que deberíamos repasar el...
-...le voy a repasar a usted los cojones por la cara como siga hinchándome las pelotas -le responde Romerales en un alarde de prosa testicular que nos hace intercambiar una mirada muda a Feli y a mi- ¿Es que no quiere estrenar el calabozo del cuartelillo con algo que no sea la media docena de gallinas que ponen los huevos del desayuno?
Gallinas de nuevo. Me pregunto si no tendré yo algún karma chungo con esos bichos.
El coche arranca con un gruñido y nos adentramos por un camino vecinal que yo no conocía, supongo que algún tipo de atajo, Romerales agarrado al volante como si este fuese a salir rodando en cualquier momento y su ayudante sudando tinta china, repentinamente azorado.
- Jefe -insiste mientras todos damos botes dentro del vehículo- es que yo no sé si esto que estamos haciendo es muy legal porque técnicamente no hemos visto nada que...
- Técnicamente me va a comer usted la polla, Martinez. Allí solo estábamos usted, yo y los dos mariconcitos, nuestra palabra es el puto Nuevo Testamento en comparación con la de ellos.
- Pero yo no sé si...
- Usted Martínez solo tendrá que decir "amén-jesús" a todo lo que yo diga en el caso de que haya que decirle algo a alguien, ¿entendido? ¿hay alguna parte que no entienda del asunto?
Martínez nos mira con sus ojos de cordero anestesiado un momento y emite un discreto resoplido. Esto hace a su jefe volverse hacia él con una mirada de no dar crédito a la situación, sin duda está acostumbrado a que su ayudante haga el papel al que yo también estoy acostumbrado, esto es, una presencia silenciosa emplazada permanentemente en el borde del campo de visión.
- ¿Ya le he dicho que me está usted hinchando los huevos, Martínez?
- Sí señor -susurra el tipo en un tono que me hace por primera vez sentir algo parecido a la compasión por alguien vestido con ese tono de verde-.
- Martínez, si está usted haciendo carrera conmigo es porque se limita a venir detrás de mi sin hacer en ningún momento el papel de grano en el culo. ¿Que nos está pasando de repente, Martínez? ¿A donde hostias ha ido nuestra buena relación?
Pillamos un bache de tales dimensiones que el coche-patrulla hace un pequeño planeo antes de tocar suelo de nuevo, arrancándonos un gritito a Feli y a mi en la parte de atrás.
- Vaya, ustedes perdonen, señoritas, conduciré con más cuidado a partir de ahora, ha-ha-ha -ríe pérfidamente Romerales pero creo que desde ese momento se preocupa de no dejarse un bache sin pisar en todo el recorrido-.
- Jefe, es que yo...
Todos miramos atónitos a Martínez porque creo que ninguno de los tres -al menos no Feli ni yo- insistiríamos en las réplicas con las perlas que afloran a cada segundo del bigote de Romerales.
- Ahora sí que me estoy mosqueando de verdad -gruñe la fiera sin apartar la vista de la carretera- Espero que lo que tenga que decir a continuación sea importante porque si no...
-...verá, jefe, no sé si es el momento más adecuado para decirle esto...
Feli y yo meneamos negativamente la cabeza, convencidos de que sin duda NO es el mejor momento, pero a pesar de que veo los ojos de Martínez echarnos un vistazo momentaneo por el espejo retrovisor, el tío sigue adelante sin miedo a la muerte.
- ¿...y biennn, Martínez? ¿qué tipo de jodida confidencia me va a hacer usted justo ahora que tengo esta mala leche que me hace hervir las venas y con los dos sodomitas ahí detrás regodeándose a costa de nuestro buen entendimiento?
-...pues es que yo...
Todos guardamos un expectante silencio, creo que hasta Romerales está intrigado y sorprendido por la insistencia y repentina rebeldía de Martínez. El chico vuelve a resoplar y al fin se arranca:
-...es que yo no lo veo bien porque yo...yo también...yo también "eso".
Desde donde estoy solo veo un ojo inyectado en sangre de Romerales clavarse en su compañero de patrulla.
- Martínez...-dice bajito casi sin respiración-.
-...seguro que no es el mejor momento, no, pero vaya, tengo que decirle que este tipo de conductas no van conmigo porque de hecho yo pensaba comunicarle que mi novio y yo...
El coche pega un gran bandazo y ahora Feli y yo chillamos y nos abrazamos para protegernos mutuamente como dos novicias rodeadas de mercenarios salidos.
-...él es butanero, ¿sabe jefe? y pensaba decirle que vamos a casarnos el prox...
"¿BUTANERO?" oimos gritar a Romerales, ahora el coche no pega un planeo, es un jodido vuelo sin motor, de pronto estamos cabeza arriba, ahora cabeza abajo y un momento después

(fundido en negro)