martes, 21 de septiembre de 2010

18


Cuando aparco frente a planeta-gallinero, la oscuridad es total a excepción de una lucecita temblorosa en el piso superior. Pienso que quizás Ojos Azules esté leyendo o que nada más me ha dejado una luz encendida para que no tropiece con nada al volver a casa, y las tripas se me contraen en un doloroso retortijón. ¿Como voy a llegar así, con la fragancia dulce y espesa del camionero todavía entre mis dedos...?
Bajo de la furgo lo más silencioso que puedo, bajo esa luna más fría que el mismo aire de la noche, y me deslizo de puntillas por la planta inferior de la casa, logrando arrancar unos "clo-clo" inquietos a las vecinas del piso de abajo pero mayormente silencioso, hasta que en la base de la escalera tropiezo con una figura pequeña y rolliza que me arranca un alarido:
- ¡La puta que la parió!...pero Casilda, ¿se puede saber qué cojones hace aquí a oscuras?
En efecto es Casilda que, para mi sorpresa, saca un teléfono móvil de algún punto de su refajo y presiona algún botón para alumbrarnos con la luz de la pantallita y supongo poder verme la cara. No dice una palabra, claro, pero bajo aquella leve claridad azulada, con la mirada algo desorbitada y terrible, guarda un inquietante parecido con Mrs. Danvers, el ama de llaves de Rebeca.
"Lo sabe" me digo "Sabe que vengo de echar un polvo y por tanto de ponerle los cuernos a su jefe". Ella, como si quisiera confirmar mis palabras, olisquea un poco el aire entre ella y yo, lanza un gruñido y sale al trote sin decir ni siquiera buenas noches.
Tras este recibimiento subo la rechinante escalera como la mismísima Joan Fontaine, temeroso de lo que me pueda encontrar, sin saber todavía qué es lo que le voy a decir cuando le tenga delante...
Mi sombra tiembla un instante al abrir la puerta, se debe a que hay media docena de velas en el rincón del sofá, en donde Ojos Azules está envuelto en una bata peligrosamente corta, con los ojos cerrados. De fondo se escucha una musiquilla que no logro identificar, cuya única función es evitar que el silencio sea absoluto para facilitar la relajación, como él me ha contado en alguna ocasión que le gusta hacer. Al sentir abrirse la puerta, abre los ojos un momento ( incluso bajo esa escasa luz puedo ver un reflejo del color que me tiene enamorado ), sonríe y vuelve a cerrarlos.
- Has vuelto. -dice pero sin sorpresa ni tampoco en ese plan de "ya sabía yo que terminarías regresando", no , lo dice simplemente como si el hecho en sí le llenase de satisfacción. Al sentir que yo no me decido a moverme vuelve a entreabrir los ojos y me hace un gesto para que me acerque- Vamos, siéntate. ¿Quieres contarme qué tal has tenido el día? ¿O prefieres darte una ducha y relajarte?
- Estoy...-trago saliva y suena un retumbante "glup" que creo se escucha desde la esquina donde él se encuentra-...cansado. Lo de la ducha es una buena idea.
- Vale -asiente volviendo a relajarse- Si me he dormido cuando salgas, apaga las velas, ¿de acuerdo? No quiero terminar llamando a los bomberos como me ha amenazado Casilda que iba a ocurrir.
"OK" respondo y me escabullo al baño, con ganas de arrancarme los pelos de la cabeza. Si él no se hubiese comportado así, si me hubiese demostrado desconfianza, y me hubiera asediado a preguntas sobre donde me había metido todo el día, me habría resultado más fácil no sentirme culpable y tomar nuevas decisiones más drásticas sobre su futuro y el mío...
...pero no, tenía que resultar así, tan perfecto y encantador como siempre.
Le odio por darme tan pocos motivos para odiarlo.
Me ducho con el agua casi hirviendo, frotando todo mi cuerpo con fiereza hasta dejarlo colorado para eliminar cualquier rastro del aroma de mi encuentro furtivo, y cuando por fin la piel está a punto de empezar a salírseme en tirillas paro, me envuelvo en el albornoz que me tiene reservado colgado tras la puerta del lavabo y vuelvo a la habitación grande, escocido pero con un fresco perfume de limón.
He debido estar un buen rato borrando huellas porque Ojos Azules parece dormido en el sofá. Me acerco de puntillas y paso un buen rato acuclillado frente a él, contemplando nada más el polvo dorado que parece bailar en sus pestañas, esa piel como de bronce y la profunda calma que desprende su rostro. Cuando de pronto abre los ojos y sonríe, me caigo sobre el trasero del susto.
- Coño. Pensé que te habías dormido-gruño-.
- Casi, pero no del todo. Te oí respirar ahí al lado y me pregunté qué estaba pasando. ¿Estás mejor?
- Ajá.
- ¿Quieres tomar algo?
- Hum. No. Estoy tan cansado que no tengo ni hambre...-al ver una nota de divertida curiosidad en su rostro, tengo que seguir-...es que tengo un curro nuevo, ¿sabes?
- Vaya, que genial.
- No te creas. Es en un telepizza. Llevo todo el día con la moto y me he pillao una chupa de agua que ni te cuento.
- ¿Telepizza? ... Vaya. Debe ser duro.
- Uff, vaya si lo es. Además -ahora adopto un tono confidente-creo que todos los que trabajan allí son mariquitas.
- ¿Mariquitas? -le baila la risa en los ojos- ¿Quieres decir como tú y como yo?
- No...vale, sí pero no. Ellos más.
- Bueno-bueno-bueno -ahora parece luchar por contener la risa- Así que "más". Y supongo que eso no está bien.
Niego con rotundidad con la cabeza para demostrar que eso no está nada bien, en efecto.
- Que pasa, ¿han sido malos contigo? ¿te han tirado los trastos, como dices tú?
- Hubo una fiesta al terminar. Uno intentó propasarse conmigo y tuve que salir huyendo -explico con una sonrisilla pudorosa-.
- Pero tienes pinta de defenderte bien tú solo en esas situaciones, ¿no? Un hombre como tú...con tu experiencia...
- Eh -protesto ofendido al notar cierta dosis de cachondeo en su voz-, que no tengo tanto rodaje como tu te piensas, de hecho yo diría que muchísimo menos...
- Vale, vale. Entonces no llegó la sangre al río como se suele decir, conseguiste escapar indemne y con tu honra intacta.
Sigo notando cachondeo y no respondo, en parte por aquello de fingir una dignidad herida y tal, pero además ahora es cuando se supone que le cuento la segunda parte: que volví al área y me follé al camionero, y puede que a continuación le suelte todas las dudas y las vueltas que le doy a la cabeza y qué se yo.
"Pero no tiene porqué ser justo ahora" me digo viéndole tan relajado y evidentemente feliz de tenerme a su lado. Así que trepo al sofá y me tumbo con la cabeza sobre su regazo dejando que sus dedos jueguen con mi pelo.
-Yo eso de la honra lo perdí hace tiempo por ahí en algún sitio -murmuro con la boca aplastada contra uno de sus muslos peludos- Y donde quiera que esté, allí está bien, jeje.
En realidad estoy muy cansado, hecho polvo, y si algo me mantiene despierto es esa vocecilla interior que insiste en susurrar: "Díselo. Por lo menos sé sincero. Si tanto le quieres, se consecuente con ese sentimiento, Debe enterarse de quien eres tu en realidad para saber a qué atenerse en el futuro."
Pero no es tan importante. Yo soy algo más que mis polvos desprovistos de sentido en el área de descanso, ¿no? Es parte de mi, sí, pero no tanto como para tener que decírselo ahora y romper este instante de calma perfecta.
Veo su rostro hermoso y tranquilo ahí arriba, reclinado sobre mi y cualquier deliberada ocultación de la verdad está justificada, porque ahí, en ese preciso instante con el tiempo suspendido entre los dos, resulta inconcebible hacer o decir nada que le pueda ocasionar cualquier dolor.
No se si es la forma adecuada de actuar pero miro en mi corazón y siento que estoy haciendo lo correcto. Cualquier cosa puede esperar hasta mañana.
Así que cierro los ojos y dejo que siga acariciándome el cabello con esos gestos lentos y suaves, y que el sueño se deslice en mi despacio de la misma forma en que sube la marea, poco a poco y sin darse uno cuenta, hasta que...
...me quedo...
...
...
...

2 comentarios:

  1. Por si te has preguntado por qué tarda tanto el auntoproclamado Presidente del Unangel Fan Club en comentar, te diré que, como de costumbre, te leí nada más publicar, lo dejé reposar, volví a leerlo, intenté decir algo coherente, preferí esperar, volví, y volví una vez más....y sigo embobado. No puedo decir otra cosa. Eres extraordinario.

    ...eso por si te lo preguntabas.

    Un beso, grande, que eres mu grande.

    ResponderEliminar
  2. Theodore: no te preocupes presi ( jaja ), lo importante es sentir el apoyo del club y ahí lo tengo, si señor, no dejo de sentirlo. De manera que un abrazo grande para ti también, que eres mu majo.

    ResponderEliminar