Nunca llamo a mamá más que cuando la cosa se pone chunga y ella, que lo sabe, oscila en sus reacciones iniciales entre una ligera angustia -por si lo que me lleva a llamar es grave de veras- y una relativa paciencia maternal cuando ve que lo que la cuento no la importa un carajo porque son mis paranoias de "hombre-que-ve-acercarse-la-madurez-con-cierto-terror-en-la-mirada",o en el peor y más frecuente de los casos, una petición de ayuda económica. En cada ocasion creo detectar un ligero alivio por encontrase a 400 km y no tenerme allí cada noche preguntando qué hay de cena...
- Cariño, qué alegría -dice nada más descolgar en un tono monocorde que no se corresponde con el sentido de sus palabras- ¿Cómo estás?
Con mamá siempre practico este ejercicio de lectura del pensamiento, quizás porque me preocupa de verdad lo que está pensando. Ahora, de modo quizás injusto para ella, mi traductor simultáneo interpreta su pregunta como "qué tripa se te ha roto ahora". ¿El porqué de esta actitud mía?...No lo sé. Puede que la razón esté en parte en Polo. Tengo una hermana llamada Apolonia ( en su momento le tocó la china aquella de poner al niño el nombre del santo del día en que nacían) a la que todos llamaban La Polo, y quizás por esa razón pronto se marchó a estudiar fuera, hizo un doctorado en Ingeniería Genética y se casó con un yanqui rico que la llevó a vivir al Sur de California a pegarse la vida padre, o eso dan a entender las fotos que envía con su moreno playero y sus imposibles bikinis de piel de cebra un poco en plan Jane Mansfield, en unas actitudes que nada tienen que ver con el estudio del material cromosómico. Yo sé que mamá nos quiere a los dos igual y no hay nunca en su actitud el menor indicio que me haga pensar que en su fuero interno crea que Polo ha llevado sus asuntos mejor que yo, pero sí me parece que en ocasiones se pregunta porqué no me habré ido yo por ejemplo a vivir a Alaska dejándola vivir su jubilación tranquila en compañía de su club de natación y su equipo de bridge. Quizás también tenga un poco que ver en esta complicada relación materno-filial el que yo haya decantado mis preferencias sexuales por señores machotes, de buena complexión y ligeramente velludos. Esto nunca ha sido un problema ni se ha interpuesto en mi relación con ella pero tampoco constituye un tema de conversación habitual, solamente una cuestión que "está ahí" como el agujero de la capa de ozono o el conflicto en Oriente medio, algo que por mucho que se hable de ello no conduce a ningún sitio. Y no sé si este pasar de largo por la cuestión o rodearla cada vez que surge entre los dos, no será en si mismo algo que deberíamos de hablar...
...ahora en realidad no sé que decirla: estoy empapado, tengo mojado hasta el calzoncillo después de pasar todo el día dando vueltas con la "motito" bajo una lluvia insistente que ha caído sin parar; me he perdido tres veces en una ciudad que creía conocer como la palma de mi mano, he entregado la mitad de los pedidos pasado el lapso de veinte minutos después del cual el cliente no paga y el Mr. me descuenta una parte proporcional de mi sueldo; he atropellado al chihuahua de una vieja la cual, a pesar de que el chucho ha salido tan campante ladrando como un poseso y enseñándome los colmillitos, me ha puesto una denuncia por si el proyecto frustrado de perro evidencia alguna lesión interna la próxima vez que levante la pata ante un farol; me duelen las articulaciones, no quiero volver a telepizza a ver al Mr. y su equipo de nenes, y tampoco sé si quiero volver a planeta-gallinero y perderme un poco más en los brazos de Ojos Azules, de los que salgo cada vez encontrando una versión más distinta y alejada del yo mismo que solía conocer.
Y digo yo, qué puede hacer mamá con todo esto.
- Estoy bien -digo al fin temeroso de que tras la larga pausa mi progenitora se haya ido a fregar los cacharros dejándome ahí-.
- Mmmmm, es genial, cariño. Ya sabes que me gusta que me llameis de vez en cuando para decirme como estais. Tengo mucha suerte con vosotros dos, tan bien establecidos y felices, pero me gusta que me lo recordeis de vez en cuando.
Ahí está. Campeona del concurso nacional de madres profesionales. El traductor simultáneo añade "de manera que si piensas venir a joderme la cabeza con una de tus paranoias, ahórrate el esfuerzo". ¿Porqué siempre creo que mamá piensa así? ¿Tendré falta de confianza en mi mismo?
- En realidad no es todo tan guay -digo contrito mientras a través de la cristalera del telepizza veo a Carlos haciéndome gestos para que entre, más entusiasmado que la última vez que le vi-. He perdido mi empleo.
- ¡Madre de Dios! -exclama mamá en tono que quiere sonar preocupado pero bajo el que flota la pregunta "a ver qué viene ahora"- ¿Y cuando ha sido eso? Seguro que llevas un montón de tiempo con el problema y no me has dicho nada...
- Bueno, en realidad la noticia no está completa. Ahora tengo otro empleo...
- ¿Ot...? Bueno, voy a por una silla a la cocina, no esperaba tantas novedades.
-...ando en una moto, con los del telepizza, ya sabes...
-¿Telep...?-se atasca de nuevo mamá demostrando que cuando las cosas la pillan por sorpresa, su capacidad verbal se desarma por completo-...pero hijo...
- Y la cuestión es que no sé si esto es lo más importante, ¿sabes?...he conocido a alguien también, y de pronto se me ha juntado todo y parece que esta vida no es la mía, o por lo menos que no soy yo el que lleva las riendas del asunto.
- Has conocido a un...
-...tio, claro, mamá, a estas alturas no vamos a descubrirnos nada...
-...cariño, ya sabes que yo para estas cosas estoy un poco pez, jeje. ¿Quieres que te pase el teléfono de Polo? Ella es una mujer de mundo, seguro que sabe como aconsejarte...
- No sé, no sé. He llegado a pensar en mandarlo todo a tomar por el saco y volver a casa.
- ¿"Casa"?-repite mamá como si el término no figurase en nuestro diccionario-.
- Casa, sí. Nuestra casa.
- ¿Mi casa? -insiste con voz estrangulada como si se hubiese atragantado con algo-.
- Siiii, tu casa. Pero bien, ya veo que no puedo contar contigo, no sé para qué he llamado. Joder, ni siquiera era una petición de asilo, solo algo que se me ha pasado por la cabeza.
- No seas así que no te he dicho nada. Por supuesto que puedes venir siempre que quieras, hay sitio de sobra, ya lo sabes. Lo único que pienso es sí la mejor forma de arreglar las cosas es dejar caer todo lo que tienes entre manos y salir corriendo. Cuando uno procede así, lo único que se encuentra a la vuelta son los pedazos en el suelo...y tu eres un luchador, hombre, lo has sido desde pequeño, y las dificultades te han estimulado en lugar de echarte abajo. Ya ves, otro cualquiera se hubiera encerrado en casa y mira tu, trabajando para telepizza. Estoy orgullosa de ti, de verdad.
Lo que hay que oir a una madre profesional para decirte que no te quiere en su casa, que te quedes donde estás y encima caer de pie como los gatos. La tía es una artista capeando temporales, y no es porque sea mi madre, en serio.
- Y en cuanto a lo de ese...hombre...pues te repito: yo soy una antigua, no sé aconsejarte de esas cosas. Le voy a decir a Polo que te llame, decidido, ya verás como tiene algo inteligente que decirte.
Dentro del local, a través de las cristaleras, veo a Carlos está haciendo el trenecito con cuatro o cinco de los chulazos que el Mr. tiene contratados, evidentemente ha tenido más éxito entre los "nenes" que una chica de vida alegre en un campamento legionario, lo cual me hace presagiar una noche complicada...pero de alguna manera, las palabras de mamá acerca de mi capacidad de revolverme y salir del fango me han estimulado. Es verdad, soy un luchador, soy un superviviente, y haga lo que haga siempre termino salvando como mínimo mi propio trasero. No sé si el de Ojos Azules -el trasero quiero decir- está incluido en el asunto, pero creo que debe conocerme como soy porque a estas alturas ya no puedo cambiar, y es más honesto que me conozca como el hombre que soy que no como el proyecto de tío que estoy tratando de ser para tenerle contento, así tendrá criterios suficientes para hacerse una opinión sobre mi y saber si quiere seguir con el asunto. Con lo cual, adopto un tono desenvuelto y respondo:
- Mamá, está lloviendo mucho, voy a colgar...que no te preocupes, mañana te llamo. Me has ayudado mucho, gracias. Y tranquila, que no voy p'allá, jaja...
- ¡Como eres!...llámame mañana, ¿si?
- Seguro. Un beso.
Cuando entro en el establecimiento dejando un reguero de agua a mi paso, Carlos me agarra de las solapas de mi chubasquero tratando de conseguir que bote con él mientras exclama:
- ¡Arréglate que nos vamos! Unos cuantos de los chicos van a darnos una fiesta de bienvenida, y algo me dice que va a ser una calurosa bienvenida -se pone a guiñar el ojo aparatosamente como si estuviese en posesión de algún conocimiento al que por mi torpeza mental me es complicado acceder, luego se inclina sobre mi rostro con la punta de su nariz apoyada sobre la mía y me dice en voz baja-...venga, necesitamos darnos una alegría, que la vida nos ha tratado muy mal ultimamente. ¿Que mejor forma de recuperar la energía positiva que darse un homenaje con esta bollería?
Tras él veo a Feli apoyado en la barra ya sin uniforme, con unos pantalones ajustados de piel de serpiente que me escandalizan hasta a mi. Se acomoda el paquete con un gesto que Lady Chatterley interpretaría como "este quiere follón" y sonríe burlón.
- Qué me dices -insiste Carlos con ansiedad- No me dirás que vas a volver a retirarte al agujero donde has estado escondido estos días, ¿eh? Venga, vamos a pasárnoslo bien.
Me pregunto donde estará el Mr. para dejar que tenga lugar este despelote en su negocio, hasta que un segundo después en respuesta a mis dudas se abre la puerta del despachito y aparece el tío con un traje blanco y un peinado setentero que me ponen los pelos de punta.
- Venga, nenes, en marcha.Dejemos a the cleaning ladies que hagan su labor -las aludidas, dos mujeres bajitas y morenas de semblante sombrío con uniforme azul y las fregonas agarradas como si fuesen a liarse a golpes con ellas ponen los ojos en blanco queriendo decir quizás que ya estábamos tardando- ¿Quien invita al jefe a una copita?
Carlos continúa contemplándome expectante, ajeno al Mr. que empieza a bailar tras suyo canturreándole "oye-mi-cuerpo-pide-salsa" y a todo el alboroto que organizan los nenes a nuestro alrededor. Tiene los ojos brillantes, con una extraña mezcla en ellos de euforia e impaciencia pero también de angustia e incertidumbre.
No me cuesta más que un segundo apartar el recuerdo que su mirada me trae de otra más azul y más profunda para decir sonriendo:
- Dame un par de minutos para quitarme esto, ¿vale?
Y de algún modo por un momento me parece recuperar el timón de mi destino.
Puro cabaret mozzarella.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la imagen de él hablando con su madre que es como la lluvia, fría y capaz de dejarle a uno calado hasta los huesos en contraste con el jolgorio al otro lado del cristal.
Parece que asistimos a una encrucijada, que andará haciendo ojos azules ahora, pintanto, seguro, confiado quizás, veremos...
Un abrazo.
Y ella es "mamá". Podría ser mi madre, la Doña, mi progenitora, la Señora, mater familias...pero no, es "mamá".
ResponderEliminarPero qué rematadaMente bueno eres, señor Lawrence ;-)
Un abrazo y una ovación.
Mi querido Argax: a mi me gustó esa comparacíon tuya de una madre que es como la lluvia. No la pretendía yo tan fría, pero quizás sí salió un poco así...Y no puedo decirte hacia donde van las cosas porque la verdad, no lo sé ni yo, jaja, esto es según va saliendo.
ResponderEliminarUn abrazo, y como siempre, gracias por tu tiempo.
Mr. Theodore: Tenerte medianamente entretenido a ti que tan buenos ratos me proporcionas con tu música y tus cosas, ya es una satisfacción.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Un-angel, no pretendo que me digas hacia donde va la historia, eso la mataría, es sólo que es inevitable hacer cábalas.
ResponderEliminarYo me quedo parado delante de la pantalla esperando más entregas para fascinarme.
Recuperando la novela por entregas con tu texto de calidad cinco jotas como el jamón de Jabugo.
Cinco jotas...jajaja...¡Gracias, guapo, por las risas que me he echado!
ResponderEliminar